Mariano Fortuny, considerado tras Goya como el segundo gran pintor del siglo XIX español, vivió al final de su vida dos años en Granada y a punto estuvo de residir en Sevilla. En la ciudad de la Alhambra fijó residencia familiar desde 1870 al otoño de 1872, una época en la que solía viajar con frecuencia a Sevilla, en la que residían amigos como los artistas Martín Rico y José Villegas, con quien coincidió en sus años de formación en Roma.
De aquellos dos años, han quedado obras destacadas de quien fue un pintor que logró un gran éxito de crítica y de público en vida. Algunas son bien conocidas, como «La matanza de los Abencerrajes», que atesora el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), y otros no tanto, aunque de la calidad de «La Maestranza de Sevilla», que está en manos de un particular.
Ambos lienzos pueden contemplarse en «Andalucía en el imaginario de Fortuny», la cuarta exposición que se inaugura en el CaixaForum de Sevilla y que muestras 133 obras del pintor catalán, especialmente dibujos y bocetos realizados durante su estancia en Granada y Sevilla entre 1870 y 1872, complementados con algunos de los óleos más representativos de esta etapa, así como obra de artistas coetáneos sobre los que ejerció su influencia.
Abierta desde este jueves hasta el próximo 7 de enero, la exposición está producida por la Obra Social «la Caixa», el Patronato de la Alhambra y el MNAC, institución esta última que posee más de 4.000 obras del artista. La muestra presenta, además, préstamos de museos como el Prado, el Louvre y Orsay, entre otros, así como de la Biblioteca Nacional, el Palacio Fortuny de Venecia y el Bellas Artes de Sevilla.
El director del CaixaForum de Sevilla, Moisés Roiz, presidió el acto de presentación este miércoles, en el que intervinieron también el director del área de Cultura de la Fundación Bancaria «la Caixa», Ignasi Miró; y el comisario de la muestra y coordinador de colecciones y conservador jefe del Gabinete de Dibujos y Grabados del MNAC, Francesc Quílez.
Miró destacó que la exposición viene a «poner en valor» la obra de Mariano Fortuny y mostrarla con un «discurso distinto», algo de lo que han disfrutado ya unas 11.000 personas que ya vieron la muestra en Granada y en elCaixaForum de Zaragoza.
El responsable de «la Caixa» explicó que el artista catalán se instaló con su familia en Granada buscando la «libertad artística» que había perdido en parte en un momento en el que era uno de los pintores más famosos de España, con marchante en París (Adolphe Goupil) y alabado por escritores como Théophile Gautier.
En la ciudad de la Alhambra recuperaría el gusto por el dibujo y el apunte al aire libre de sus calles y tipos, con una cierta visión orientalista. Y aunque la exposición se centra, sobre todo, en su etapa granadina, una de sus seis secciones está dedicada a Sevilla, por cuanto, como recuerda Miró, ejerció una «fascinación especial en la producción de Fortuny».
De sus visitas a la ciudad, donde tenía amigos como José Domingo Irureta Goyena en cuya casa pasaba temporadas, dan muestra algunos de las acuarelas, óleos, aguadas, grabados y dibujos agrupados bajo el epígrafe «El influjo sevillano». Así, en Sevilla el pintor daba rienda suelta a sus aficiones, como los tablaos y los toros, a los que dedica el mencionado óleo con una Real Maestranza aún inacabada, pero también la estupenda acuarela «Picador herido», proveniente del Museo de Orsay.
A Sevilla, tal como destaca en el catálogo el comisario de la muestra, Fortuny acudió a visitar en febrero de 1872 al pintor Martín Rico a Alcalá de Guadaíra, en la que había decidido establecerse y que fue el germen de la importante escuela paisajística de la localidad sevillana.
En aquel viaje, señala Quílez, los viajeros visitaron, entre otros monumentos, la Catedral de Sevilla, de cuya Puerta del Lagarto se pueden ver dos dibujos en la exposición.
También se muestran escenas de la calles de Sevilla, como un aguarfuerte de la Plaza del Triunfo, una aguada con una sevillana cruzando la calle o el Real Alcázar, un pequeño óleo sobre papel denominado «Patio de los Reales Alcázares».
En sus estancias en Sevilla, como explica el comisario, el pintor tuvo tiempo para visitar el supuesto autorretrato de El Greco en el Palacio de San Telmo, pintar la Casa de Pilatos -en obras que conserva la Hispanic Society de Nueva York- y tener la oportunidad de ser de los primeros en poder ver el famoso libro de retratos de Francisco Pacheco.
En la exposición también se muestra a través de dos obras del Bellas Artes de Sevilla la amistad que mantuvieron durante sus años de formación en Roma Mariano Fortuny y José Villegas. Del primero, se incluye un retrato de Villegas realizado a pluma y aguada sepia; mientras que del segundo se aporta un autorretrato.
El resto de secciones de la exposición se centran más en los años de Granada, representando sus calles y la Alhambra como escenario orientalista, en conexión la visión de los viajeros románticos. Además, se muestra su faceta de coleccionista, así como la huella que dejó en los artistas de su tiempo, con la presencia de obras como Martín Rico -con un excelente óleo del Museo del Prado-, su sobrino Ricardo Madrazo, Josep Tapiró y Tomás Moragas, entre otros.
«Fortuny fue un pintor muy admirado en vida y dejó una estela de seguidores. Pero a partir de la irrupción de las vanguardias fue denostado como "pintor de casacones"», señala el comisario de la muestra, quien recuerda que por el cambio estético que trajeron los «ismos» las pinacotecas americanas, que tenían mucha obra del pintor, la relegaron a los almacenes.
Esa visión ha cambiado en los últimos años, produciéndose una revalorización de la obra de un pintor al que el Museo del Prado va a dedicar una gran antológica que se inaugurará en noviembre. «Hay una revalorización de su obra», explica Quílez, quien considera a Fortuny un «pintor excelente y dotado de cualidades únicas y extraordinarias».
Fuente: ABC de Sevilla