Los grandes hoteles de Sevilla, aún con su riqueza artística y su papel siempre protagonista en la crónica local, no son apreciados como patrimonio propio. Los autóctonos pasan por la puerta de los alojamientos sin más curiosidad que la del posible huésped ilustre o popular que pueda ocupar una de sus habitaciones y muy pocos se atreven a superar el umbral con la simple intención de conocer el vestíbulo o tomar un café ante el periódico.
Buena parte de la historia viva de la ciudad transcurre en las amplias estancias de los establecimientos más señeros. No deben ser pocos los sevillanos que han soñado con pasar una noche en el Alfonso XIII, perderse en los largos corredores de Las Casas de la Judería o visitar las habitaciones del hotel Colón en las que se vistieron Curro Romero, Pepe Luis Vázquez o Antonio Bienvenida antes de llegar a la Maestranza. Y la Asociación de Hoteles de Sevilla quiere darlo a conocer abriendo las puertas de estos negocios para que los ciudadanos conozcan su fisonomía, su decoración y hasta la manera de funcionar.
La propuesta ha partido del propio presidente de la patronal, Manuel Cornax, que trabaja en ella para poner en marcha un ciclo de visitas que quiere estrenar el próximo otoño. Según explica a ABC, «la decisión se ha tomado hace muy poco y aún se le está dando forma para interferir lo menos posible con la actividad habitual». El sector se muestra convencido de que «los hoteles no sólo tienen que vivir del que viene a la ciudad, sino también del que vive en la ciudad», señala.
La estrategia no es nueva, desde hace más de diez años se vienen promocionando las terrazas y los servicios que se prestan en las zonas comunes. Pero la iniciativa de Cornax permitiría ir un paso más allá. «Tenemos que animar a la gente a que vea los hoteles por dentro, que conozcan su día a día e incluso la manera en la que funcionan», indica, tras considerar que «son parte del patrimonio de las ciudades, independientemente de quién sea la titularidad o de qué empresa lo explote». También destaca el papel que está teniendo el turismo en la recuperación de edificios protegidos y pone como ejemplo el hotel que se construye en el edificio de la Encarnación o el del Paseo de Colón.
«De esa forma es más probable que un sevillano se plantee reservar una habitación por el simple disfrute de pasar una noche fuera de casa», resalta el responsable de la patronal, que es también consciente de la dificultad que plantea este reto. «Hay zonas que no se van a poder visitar como las cocinas por una cuestión de seguridad y también habría que buscar la fórmula para que los negocios puedan asumir las visitas, pues tendrían que destinar a una persona a esa actividad en exclusiva durante toda una mañana o una tarde», aclara. Esos pequeños flecos se pueden recoger con cierto margen, lo más complicado parece que ya está superado y es la predisposición de buena parte de los socios, que parecen dispuestos a abrir sus establecimientos a grupos pequeños que lo concierten.
La promoción de las terrazas, especialmente durante el verano, ha sido otra de las actividades que goza de éxito entre el sector. Corrax reconoce que «cada vez son más frecuentadas» y eso se debe a una mayor información. «Hay zonas de ocio maravillosas en los hoteles que pueden ser utilizadas por todo el mundo y en las que una consumición te cuesta lo mismo que en la calle», asegura. «Mucha gente te cuenta lo bonita que se ve la luna o el skyline de Sevilla iluminado por la noche tomándote una copa. Esa imagen te la ofrecen las terrazas, que suelen estar situadas en la última planta», insiste Manuel Cornax que, sin embargo, reconoce que «estos lugares podrían tener ya mucha más afluencia de clientes si se hubieran publicitado mejor». Por eso considera fundamental integrar los hoteles en la ciudad y que sean conocidos, que no haya esa reticencia por miedo al rechazo o a la exclusividad. FUENTE: SEVIOCIO