El Parque de María Luisa es uno de los pulmones principales de la ciudad de Sevilla y el primer parque urbano. Con 34 hectáreas de tamaño, es un rincón perfecto para locales y visitantes en el que poder descansar bajo la sombra de una arboleda, pasear junto a amigos y familia por los senderos o sentarse a disfrutar del piar de los pájaros en una glorieta escondida. Pero, ¿cuál es la Historia del parque de María Luisa?
Hay que remontarse al siglo XIX, en el año 1849, cuando los duques de Montpensier, Antonio de Orleans y María Luisa de Borbón, deciden instalarse en Sevilla y convertir en su residencia la antigua Escuela de Marinería, hoy en día Palacio de San Telmo. Para embellecer su palacio, decidieron encargar al jardinero francés Lecolant la realización de un gran jardín en los terrenos colindantes a su residencia. Lecolant diseñó un parque al estilo del momento, el paisajismo inglés, pero también le dio toques orientales, lo decoró con restos arqueológicos propiedad de los duques y, por supuesto, se ayudó del formalismo francés.
Pero es ya en 1893 cuando la duquesa, ya viuda, decide donar gran parte de sus jardines a la ciudad de Sevilla. Y es el ayuntamiento el que le pide trazar transversalmente una unión entre la orilla del río y los terrenos del antiguo convento de San Diego, dando al actual Paseo de María Luisa. Pero el futuro de los antiguos jardines privados de los duques comenzaría a cambiar pocos años después.7
En 1909 se empezó a idear la realización de la Exposición Iberoamericana y el Ayuntamiento ofreció los terrenos de alrededor del parque incluyéndolo en los planos. Finalmente fue aceptada y el arquitecto principal de la Exposición fue Aníbal González. No sólo la ciudad recibió una gran reforma sino también el propio parque. El encargado de ello fue Jean-Claude Nicolás Forestier, ingeniero francés y conservador de parques y jardines de París.
El parque se inauguró el 18 de abril de 1914 y Forestier toma como centro de toda la composición gran parte del núcleo del jardín anterior diseñado por Lecolant, constituido por el eje que une la isleta o estanque de los patos y el montículo del Gurugú. Respetando el paseo de María Luisa, Forestier refuerza ese eje con la ejecución del estanque de los lotos, en una de sus cabeceras, y con la de la fuente de los Leones al pie del Gurugú, reacondicionando el estanque de los patos. Como articulación de toda la superficie disponible, crea dos grandes avenidas paralelas: las denominadas avenida de Pizarro y la de Hernán Cortés, además de una que las cruzaba, la denominada Avenida de Rodríguez Casso que pensaba abrir el parque hacia la zona del Prado de San Sebastián. La construcción de la Plaza de España, la convertió en un privilegiado eje de acceso a la misma.
Además, entre el paisajismo francés, su adaptación al Sur y al ambiente del regionalismo típico de aquel momento, hizo de la glorieta la base de su composición. Su acentuado carácter local pese al origen del que diseñó el parque, reflejado, por ejemplo, en el uso de materiales tradicionales como el ladrillo y la cerámica, lo convierte en un exponente significativo de lo que fueron las primeras décadas del siglo XX para el arte y la arquitectura en la ciudad de Sevilla, cuyo mayor exponente es el regionalismo sevillano y su mayor embajador que fue Aníbal González.
Como hablamos al inicio de este artículo, es un parque lleno de rincones con sus respectivos secretos, los cuales cualquier persona debe descubrir en su visita a Sevilla. El horario del parque de María Luisa es: Todos los días, de 8:00 horas a 0:00 horas.
Por lo tanto si quiere saber más sobre él venga a nuestro free tours del Casco Histórico de Sevilla, donde finalizamos con la guinda del pastel de la visita que son la Plaza de España y el Parque de María Luisa. Puede hacer su reserva por la web freetoursevilla.es. Le esperamos a las 11:00 horas todos los días en Plaza Nueva.
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